Tourism Economics advierte disminución de turistas internacionales hacia EU por molestas políticas arancelarias de Trump
El cambio de panorama no es casualidad. Adam Sacks, presidente de Tourism Economics, apunta directamente a las políticas y el discurso de la administración Trump como los principales responsables.
Las Vegas.- Los aranceles impulsados por el gobierno de Donald Trump y su retórica beligerante están asestando un golpe inesperado al turismo internacional hacia Estados Unidos, un sector que apenas comenzaba a mostrar signos de recuperación tras años turbulentos. Así lo advirtió este martes Tourism Economics, una firma de pronósticos de viajes con peso en la industria, que ha revisado drásticamente sus estimaciones para 2025. Lo que a inicios de año se perfilaba como un repunte prometedor, con un aumento proyectado del 9% en las visitas extranjeras respecto a 2024, se ha transformado en una caída alarmante del 9.4%. Este desplome duplica el retroceso del 5% que la misma empresa anticipaba hace apenas un mes, a finales de febrero.
El cambio de panorama no es casualidad. Adam Sacks, presidente de Tourism Economics, apunta directamente a las políticas y el discurso de la administración Trump como los principales responsables. Las detenciones de turistas europeos en la frontera estadounidense, que han escalado en las últimas semanas, han generado una ola de desconfianza entre los viajeros internacionales. A esto se suman los aranceles impuestos a socios comerciales clave, la postura hostil hacia Canadá —un mercado crucial para el turismo estadounidense— y episodios como la tensa discusión en la Casa Blanca con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. “Cada decisión política, cada declaración incendiaria, es un error tras otro que erosiona la imagen de Estados Unidos como destino”, sentencia Sacks con una mezcla de frustración y pragmatismo.
El impacto económico no se hará esperar. Las aerolíneas, los hoteles y los parques nacionales, que dependen en gran medida de los visitantes extranjeros, sentirán el vacío. Los números son particularmente sombríos para Canadá, cuyo flujo turístico hacia Estados Unidos podría desplomarse un 20% este año. Esto golpeará con fuerza a estados fronterizos como Nueva York y Michigan, pero también a destinos emblemáticos como California, Nevada y Florida, que han visto en los canadienses una fuente constante de ingresos. La Asociación de Viajes de Estados Unidos ya había alertado en febrero que una caída del 10% en las visitas canadienses se traduciría en 2 millones de turistas menos, una pérdida de 2,100 millones de dólares en gasto y la desaparición de 14,000 empleos. Las cifras actuales sugieren que el daño podría ser aún mayor.
Las señales de alerta no vienen solo de los analistas. Air Canada, en su reunión anual de accionistas este lunes, reportó una caída del 10% en las reservaciones hacia Estados Unidos para el periodo de abril a septiembre, comparado con el año pasado. Es un indicio tangible de que los viajeros están votando con sus maletas, optando por evitar un destino que perciben como menos acogedor. Sacks estima que el gasto de los visitantes extranjeros en el país se reducirá en 9,000 millones de dólares respecto a 2024, un año en que el turismo internacional había crecido un sólido 9.1%. “Es una ironía cruel”, reflexiona. “Los aranceles se venden como una herramienta para equilibrar la balanza comercial, pero están saboteando un sector que aporta miles de millones al país”.
El retroceso también tiene un trasfondo simbólico. Antes de la pandemia, 2019 marcó un pico en las llegadas internacionales a Estados Unidos. La recuperación hacia esos niveles, que parecía estar al alcance en 2025, ahora se retrasa hasta 2029, según Sacks. Es un recordatorio de cómo las decisiones políticas pueden tener consecuencias duraderas, más allá de los titulares inmediatos. Mientras tanto, el contraste con las proyecciones optimistas de hace apenas tres meses deja una pregunta en el aire: ¿cuánto más puede resistir la industria turística estadounidense este vendaval de incertidumbre? Por ahora, el mensaje es claro: la retórica y los aranceles de Trump no solo están cerrando fronteras comerciales, sino también las puertas a quienes alguna vez vieron en Estados Unidos un lugar para visitar.