Trump presiona a Sheinbaum para intervención militar contra cárteles
Trump insistió en que el Ejército estadounidense asuma un “papel principal” en el combate al narcotráfico y el tráfico de fentanilo
EU.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado su retórica contra México, exigiendo una mayor intervención militar estadounidense en la lucha contra los cárteles de la droga, según informó The Wall Street Journal el viernes, citando fuentes cercanas a una conversación telefónica del 16 de abril entre Trump y la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum. Esta presión refleja una postura recurrente de Trump, quien desde su primer mandato ha promovido una visión intervencionista en México, a menudo acompañada de declaraciones que simplifican la complejidad del crimen organizado y la relación bilateral.
En la llamada, Trump insistió en que el Ejército estadounidense asuma un “papel principal” en el combate al narcotráfico y el tráfico de fentanilo, un opioide que ha exacerbado la crisis de adicciones en Estados Unidos. Sheinbaum, según las fuentes, rechazó cualquier presencia militar directa, ofreciendo en cambio cooperación en inteligencia, una postura alineada con la tradición mexicana de soberanía nacional y la resistencia histórica a intervenciones extranjeras. Esta respuesta también refleja la estrategia de su administración, que prioriza soluciones internas y la cooperación bilateral sin ceder a presiones externas.
El contexto de estas declaraciones es crucial. Apenas un día antes, el 15 de abril, Trump afirmó en *Fox News* que México está “asustado” de los cárteles, insinuando que estos controlan “grandes secciones” del país. Tales afirmaciones, aunque efectivas para su base política, carecen de matices y desestiman los esfuerzos mexicanos contra el crimen organizado, que incluyen operativos de alto riesgo y pérdidas humanas significativas. Según datos del gobierno mexicano, entre 2006 y 2024, más de 400,000 personas han muerto en el contexto de la lucha contra el narcotráfico, un costo humano que subraya la gravedad del problema y la complejidad de su solución.
La narrativa de Trump también ignora el papel de Estados Unidos en la dinámica del narcotráfico. La demanda de drogas en su país, junto con el flujo de armas hacia México —el 70% de las armas confiscadas a cárteles provienen de EE.UU., según la ATF—, alimenta la violencia que critica. Además, su orden ejecutiva para designar a los cárteles como organizaciones terroristas y las amenazas de aranceles para forzar a México a “asegurar” la frontera reflejan una estrategia de mano dura que podría tensar la relación bilateral, especialmente con un gobierno mexicano que ha enfatizado la cooperación sin subordinación.
La llamada del 16 de abril, descrita como “productiva” por ambos líderes, no reveló detalles públicos, lo que sugiere un intento de mantener la diplomacia pese a las discrepancias. Sin embargo, las declaraciones previas de Trump y su historial de políticas agresivas plantean dudas sobre la viabilidad de una colaboración efectiva. México enfrenta un desafío interno de enormes proporciones, pero la solución no pasa por intervenciones militares extranjeras, sino por estrategias integrales que aborden las causas estructurales de la violencia y el tráfico de drogas, incluyendo la corresponsabilidad de Estados Unidos.
La presión de Trump pone a prueba la relación México-EE.UU. en un momento de alta sensibilidad política. Sheinbaum, en su respuesta, busca equilibrar la cooperación con la defensa de la soberanía, un acto de malabarismo que definirá el futuro de la colaboración bilateral frente a un problema que trasciende fronteras.