Unidades médicas, el modus operandi de las adelantadas aspirantes morenistas a las gubernaturas
Cecilia Guadiana en Coahuila y Andrea Chávez en Chihuahua, usan el mismo playbook: identificar una necesidad urgente: la salud, ofrecer una solución y capitalizar la gratitud de los beneficiarios.
CDMX.— En un país donde la salud es un privilegio, las senadoras de Morena han encontrado la fórmula perfecta para brillar: unidades médicas móviles que reparten migajas de atención a cambio de simpatías electorales. La senadora por Coahuila, Cecilia Guadiana, presume un “camión de la salud” que, según ella, es la salvación de los olvidados. Pero las fotos de su cara en el vehículo –hasta que las críticas la obligaron a quitarlas– y las sospechas de desvíos de recursos pintan otro cuadro: una campaña anticipada disfrazada de caridad, un truco que ya usó Andrea Chávez en Chihuahua y que la presidenta Claudia Sheinbaum intenta, sin mucho éxito, frenar.
El show de Guadiana: Aspirinas y ambición
Cecilia Guadiana no se cansa de repetir que su unidad médica es “muy chiquilla”. Describió un autobús rentado por horas, con dos médicos practicantes en servicio social y una dotación de insumos básicos –aspirinas, algodón, alcohol– donados por “amigos empresarios”. El costo, dice, es de 15 mil pesos al mes, de los cuales ella aporta una tajada de su salario de 130 mil pesos como senadora. Afirma que el camión es algo austero, no ostentoso, y que ayuda a los adultos mayores, como si la modestia del vehículo borrara las intenciones detrás.
Pero las redes sociales no mienten. Hasta hace poco, el “camión de la salud” llevaba la imagen de Guadiana, un detalle que ella minimiza, asegurando que ya lo retiró para acatar las órdenes de Sheinbaum. “No tiene cara, no tiene nada, es solo un servicio a la ciudadanía”. La excusa suena convincente, salvo por un pequeño problema: las fotos no desaparecen, y las acusaciones tampoco. Militantes de Morena en Coahuila han señalado al delegado de Bienestar en el estado por supuestamente desviar recursos públicos para apuntalar la iniciativa de Guadiana, y aunque no hay pruebas concretas, el rumor persiste, alimentado por un contexto donde Morena busca desesperadamente un pie en Coahuila, un bastión priista que se les resiste.
Andrea Chávez marcó el camino: El manual de la promoción disfrazada
Si Guadiana parece novata en este juego, su colega Andrea Chávez es la maestra. En Chihuahua, las “caravanas de salud” de Chávez, operadas por la empresa FMedical –ligada a contratos millonarios con gobiernos morenistas–, han sido el centro de un escándalo mayor. Con su nombre y rostro estampados en ambulancias y espectaculares, Chávez se vendió como la salvadora de las comunidades rurales, hasta que el PAN la denunció por presuntos delitos electorales, lavado de dinero y desvío de recursos. Una ambulancia con placas del Estado de México fue la cereza del pastel, sugiriendo un posible trasiego de activos públicos. Tras el regaño de Sheinbaum, Chávez quitó su imagen de las unidades el 9 de abril de 2025, pero no su ambición: “Los autobuses se mantienen”, dijo, desafiante.
El paralelismo es innegable. Tanto Guadiana como Chávez han usado el mismo playbook: identificar una necesidad urgente –la salud–, ofrecer una solución visible pero limitada, y capitalizar la gratitud de los beneficiarios. En estados donde Morena enfrenta gobiernos opositores, como el PRI en Coahuila o el PAN en Chihuahua, estas unidades médicas son una herramienta de penetración política, diseñada para construir lealtades de cara a las elecciones de 2027 o 2029. La diferencia está en la escala: mientras Chávez juega en las grandes ligas, con recursos que levantan sospechas de corrupción, Guadiana opta por una versión de bajo presupuesto, pero el objetivo es el mismo.
Sheinbaum: Palabras fuertes, resultados débiles
La presidenta Claudia Sheinbaum ha intentado poner orden en este desfile de aspirantes adelantadas. El 8 de abril de 2025, anunció que Morena establecerá reglas para prohibir que iniciativas sociales lleven nombres o imágenes de políticos, una reacción directa a los escándalos de Chávez y, ahora, de Guadiana. “No queremos los vicios del pasado, donde los programas sociales compraban votos”, declaró. Pero sus palabras, aunque contundentes, se estrellan contra la realidad: sin sanciones claras ni una regulación efectiva del INE, las senadoras siguen operando sus unidades, quitando sus fotos solo cuando el escándalo las alcanza.
Sheinbaum enfrenta un dilema. Por un lado, necesita disciplinar a un partido donde las ambiciones personales amenazan con fracturar la unidad; por otro, no puede alienar a figuras como Guadiana o Chávez, que son clave para la expansión de Morena en estados hostiles. La falta de acción concreta –más allá de discursos– sugiere que el partido prefiere mirar hacia otro lado mientras las aspirantes construyen sus feudos electorales.
El verdadero costo: Clientelismo con bata blanca
Las unidades médicas de Guadiana y Chávez no son solo un problema de imagen; son un síntoma de un mal mayor. En un país donde el IMSS-Bienestar, pilar de la reforma de salud de la 4T, arrastra problemas como 99 hospitales sin quirófanos operativos, según datos de abril de 2025, las iniciativas privadas de las senadoras son una gota en el desierto. Pero esa gota está envenenada: al vincular la ayuda médica a la figura de una política, se perpetúa el clientelismo que Morena prometió erradicar. Los “amigos empresarios” que donan insumos, como los de Guadiana, no son filántropos desinteresados; en el contexto mexicano, suelen esperar favores políticos a cambio, un riesgo que ninguna de las senadoras aborda.
Peor aún, estas tácticas explotan la desesperación de la ciudadanía. En Coahuila, donde el PRI ha dejado un sistema de salud en ruinas, y en Chihuahua, donde el PAN no ha cerrado las brechas de desigualdad, un camión con aspirinas gratis puede parecer un milagro. Pero ese milagro tiene un precio: la manipulación electoral disfrazada de bondad. Mientras el INE y Morena titubean, las aspirantes morenistas perfeccionan su modus operandi, y la línea entre ayudar y comprar votos se desvanece.
Conclusión
Cecilia Guadiana quiere que creamos que su “camión de la salud” es un acto de buena fe, pero las fotos de su rostro, las acusaciones de desvíos y el eco del escándalo de Andrea Chávez cuentan otra historia. Las unidades médicas se han convertido en la carta favorita de las morenistas que ya sueñan con gubernaturas, un truco que combina caridad con cálculo político. Claudia Sheinbaum puede condenar estas prácticas, pero sin medidas que muerdan, Morena seguirá siendo un nido de adelantadas que usan la salud como trampolín. En el México de la 4T, la ayuda sigue llegando con un asterisco electoral.