Vidulfo Rosales abandona Ayotzinapa para colaborar con la Suprema Corte
El abogado de los 43 estudiantes desaparecidos deja Tlachinollan tras 24 años y se suma al equipo de Hugo Aguilar en la SCJN
CDMX.- En un giro inesperado que ha encendido alarmas en el activismo mexicano, Vidulfo Rosales Sierra, el abogado que por una década defendió a las familias de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, anunció su renuncia este 21 de agosto de 2025. Rosales, de 49 años y originario de la sierra de Guerrero, deja atrás 24 años en el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, citando motivos personales, problemas de salud y la falta de recursos y respaldo político para seguir con el caso. Pero el verdadero revuelo viene de su próximo paso: se perfila como colaborador de Hugo Aguilar Morales, quien asumirá la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) el 1 de septiembre.
Recordemos el contexto: el caso Ayotzinapa explotó en septiembre de 2014, cuando 43 normalistas fueron desaparecidos en Iguala, Guerrero, en un ataque que involucró a policías locales, el crimen organizado y, según investigaciones, complicidades estatales. Rosales fue clave en denunciar estas conexiones, enfrentando amenazas que lo obligaron a exiliarse temporalmente. Su salida deja un vacío en la lucha de las familias, que aún buscan justicia en un México con más de 110 mil desaparecidos acumulados.
Críticamente, este movimiento huele a cooptación en plena reforma judicial –esa controvertida iniciativa de Morena que, desde 2024, ha sacudido al Poder Judicial con elecciones populares y renovaciones cuestionadas por posibles injerencias políticas. ¿Cómo un defensor acérrimo del pueblo pasa a asesorar al jefe de la Corte? Rosales admite pláticas con Aguilar, pero niega que sea formal aún. Sin embargo, las reacciones en redes y medios lo tildan de "vendido", sugiriendo que prioriza un hueso institucional sobre la causa indígena. Esto podría debilitar la independencia judicial y desmoralizar a los activistas, justo cuando el gobierno de Sheinbaum promete "transformación". ¿Avance o retroceso? El tiempo dirá, pero el escepticismo reina.