Viernes negro para los mercados por efecto China: Peso mexicano y BMV registran su peor sesión desde junio de 2024
El peso cerró en 20.44 por dólar, un retroceso del 2.6% frente al jueves, cuando aún se respiraba cierto optimismo por haber esquivado las tarifas de Trump.
CDMX.- El viernes fue un día negro para los mercados, y México no escapó del golpe. El peso mexicano y la Bolsa Mexicana de Valores se desplomaron, atrapados en una corriente de pánico global desatada por el temor a una recesión que ya no parece tan lejana. Todo comenzó con el anuncio de China de medidas de represalia —aranceles del 34% a productos estadounidenses— en respuesta a los gravámenes impuestos esta semana por Donald Trump. El efecto dominó no se hizo esperar: Wall Street se hundió casi un 6%, y el contagio llegó a México con una fuerza que pone en duda la supuesta inmunidad que el país había ganado al quedar fuera de la mira tarifaria de Washington.
El peso cerró en 20.44 por dólar, un retroceso del 2.6% frente al jueves, cuando aún se respiraba cierto optimismo por haber esquivado las tarifas de Trump. Pero ese respiro duró poco. La avalancha de ventas reflejó una aversión al riesgo que no respeta fronteras ni excepciones. En Wall Street, el S&P 500 —que hoy terminó en 505.28 dólares tras una caída del 5.97%— marcó el tono de una jornada caótica, con el Nasdaq y el Dow Jones siguiéndole los pasos en una danza de pérdidas que evocó los peores días de la crisis financiera. Y aunque el SPY había mostrado cierta resistencia en las últimas semanas, hoy sucumbió a la presión, con un cierre que borra buena parte de las ganancias recientes y pone en jaque las previsiones de los optimistas.
Jerome Powell, jefe de la Reserva Federal, no ayudó a calmar los ánimos. En un tono que mezclaba cautela y resignación, admitió que los aranceles de Trump podrían disparar la inflación y frenar el crecimiento del PIB en Estados Unidos. Si eso ocurre, México, con su economía tan atada al vecino del norte, difícilmente saldrá ileso. Las palabras de Powell son un recordatorio de que las decisiones de Washington rara vez se quedan en casa: sus ondas expansivas suelen golpear más duro a quienes dependen de su órbita comercial.
En el trasfondo, el anuncio de China no es solo una retaliación, sino una señal de que la guerra comercial está lejos de ser un bluff. Un 34% de aranceles sobre bienes estadounidenses no es un dato menor; es una declaración de intenciones que amenaza con escalar el conflicto y arrastrar a la economía global a un terreno pantanoso. México, que hasta el jueves se jactaba de su exclusión de los planes proteccionistas de Trump, hoy pagó el precio de ser un actor secundario en un juego de titanes. La depreciación del peso no es solo un número: es el reflejo de un mercado que empieza a dudar de la capacidad del país para capear el temporal.
Mientras tanto, las declaraciones de Claudia Sheinbaum sobre un supuesto “plan de fortalecimiento de la economía” suenan más a consigna que a estrategia concreta. Pronunciadas antes del anuncio de Trump, hoy parecen desfasadas, casi ingenuas frente a la magnitud de la tormenta que se avecina. El Financial Times ya lo había advertido: con señales de desaceleración y el espectro de una guerra comercial en el horizonte, México coquetea con la recesión. El viernes, esa advertencia dejó de ser una hipótesis para convertirse en un escenario palpable.
El desplome del S&P 500, que en un mes ha pasado de 581.9 a 505.28 dólares, es un termómetro del miedo que recorre los mercados. Y aunque México no esté en el centro de los aranceles, su destino sigue atado a las turbulencias de sus socios comerciales. La pregunta ahora no es si habrá consecuencias, sino cuán profundas serán. Por lo pronto, el viernes dejó claro que el optimismo tiene un límite, y que en un mundo al borde del caos económico, nadie está a salvo.